ESPERANDO A MARTÍN

11 febrero, 2017

Y no, no me refiero al dueño que fundó este mítico bar en 1940…

Por si a alguien le ha pasado desapercibido, la chica que mira sonriente apoyada en la fachada, luce una tripa de 39 semanas. El pequeño Martín está al caer. De hecho, nos aventuramos a hacer estas fotos en exterior a pesar de que se anunciaban lluvias, por no tentar a la suerte posponiéndolo para otro día.

Óscar y Gloria, amigos míos desde hace más de veinte años y pareja desde hace casi diecisiete, querían que les hiciera unas fotos como recuerdo de esta particular espera. Tras barajar varias opciones, nos decidimos por hacer la sesión en el Retiro. Además de contar con algunos espacios cubiertos por si el tiempo se complicaba, es un sitio que les encanta a los dos. Y es que a veces no hace falta más, basta con dar un paseo por un lugar lleno de buenos recuerdos.

Obviamente, la elección de un parque en esta época del año suponía renunciar a mostrar la tripa desnuda, tendencia bastante común en este tipo de reportajes. Me vienen a la cabeza desde la icónica portada de Demi Moore para Vanity Fair con la que Annie Leibovitz marcó precedente, hasta los numerosos ejemplos que podemos encontrar hoy en Instagram.

Pero más allá de las modas, creo que cada persona tiene que contar su propia historia. Y lo cierto es que a Gloria –nacida en pleno verano y amante del invierno–, me la imaginé desde el principio luciendo embarazo con gorro y bufanda.

Por supuesto, en esta historia la tripa jugaba un papel fundamental. Pero siempre busqué que las imágenes que se centraban en ella fueran naturales o con un punto diferente y divertido, como la pareja que las protagoniza.

Y es que esta historia no va sólo de la tripa en cuestión; va de cómo miran Óscar y Gloria hacia ese futuro de padres primerizos. Si les preguntáramos a ellos, la respuesta probablemente sería que con mucho humor. Tanto es así, que su condición para que me dejaran hacer este post fue “que en ningún caso resultara muy moñas”.

Antes de continuar, haré un inciso para decir que conozco de sobra su lado cómico, incluso me ha dado bastante juego en ocasiones anteriores, como cuando tuve que preparar un pequeño discurso para su boda junto con otro gran amigo y compañero de speech. Pero hay en esta pareja otro filón que quería explotar esta vez, porque pienso que dice otro tanto de ellos: sus numerosas muestras de cariño.

Les definen tanto, que creí fundamental para hablar de su historia capturar algunos de estos momentos. A veces buscando gestos que funcionaran para la foto…

Y otras –las mejores–, robando instantes de complicidad.

De manera que así, con esta mezcla de risas, besos, ropa de abrigo y luz de invierno, podrá contemplar Martín a sus padres dentro de unos años. Tal y como yo les veía mientras le esperaban.